Las carreras de carros eran uno de los deportes más populares de la antigua Grecia y Roma. Las cuales solían ser peligrosas tanto para los aurigas (esclavos encargados de conducir los medios de transportes) como para los propios caballos, quienes con frecuencia sufrían serias lesiones e incluso la muerte.
A veces los combates eran politizados, motivo por el cual el deporte comenzó a ser algo más que las carreras en sí mismas y empezó a afectar al total de la población, lo que ayuda a explicar por qué los romanos y más tarde los emperadores bizantinos tomaron el control de los equipos y designaron a varios funcionarios con objeto de supervisarlos.
El deporte comenzó a perder importancia tras la caída del Imperio romano de Occidente, aunque sobrevivió durante un tiempo en el Imperio bizantino.
Carrera de Carros en Grecia
En los Juegos Olímpicos había carreras tanto con carros de cuatro caballos como con carros de dos caballos. Estas carreras se incorporaron por primera vez a los Juegos Olímpicos en el 680 d. C., las cuales comenzaban con una procesión en el hipódromo durante la cual un heraldo recitaba los nombres de los aurigas y de sus dueños.
El hipódromo de Olimpia tenía cerca de 549 metros de largo y 275 m de ancho, y en él podían competir hasta 60 carros al mismo tiempo. Estaba situado bajo una colina y a orillas de un caudaloso río que proporcionaba un lugar perfecto para alojar hasta unos 10.000 espectadores. Hoy en día ha desaparecido debido al curso del río.
Rodrigo